miércoles, 14 de noviembre de 2012

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Cuando morí

Cuando morí, estuve un tiempo en la nada, ni siquiera enterrada ni incinerada. Simplemente, evaporada desaparecí dentro. Noches de sal, nicotina y soledad.
Solo quedan algunos escritos compulsivos, emborronados por la desesperación, arrugados por la ansiedad y marchitos por los recuerdos.
Fue una muerte lenta y dolorosa, me costó provocar el suicidio de mis sentimientos. Nunca lo había hecho. Nadie me explicó cómo debía matar esa parte de mí que, ya solo me ofrecía sufrimiento.
Aprendí a morir. Eso hará que nazca fuerte de nuevo, así mi próxima defunción, dolerá menos.
Aprendi a morir…




Enero 2007












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